La Ascención
El evangelio de San Lucas dice: « Después los llevó fuera de la ciudad hasta un lugar cercano a Betania y, alzando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante él, regresaron a Jerusalén con gran alegría. Y estaban continuamente en el templo bendiciendo a Dios".
A los 40 días de sus Resurrección Jesús ascendió a los cielos por su propio poder en presencia de sus discípulos.
Cristo subió a los cielos con tres fines principales: para tomar posesión del reino de su gloria; para enviar el Espíritu Santo a los Apóstoles y a su Iglesia, para ser en el Cielo Mediador e Intercesor nuestro y preparar un lugar para nosotros.
La fiesta de la Ascensión no nos habla de un alejamiento de Cristo, sino de su glorificación en el Padre. Su cuerpo humano adquiere la gloria y las propiedades de Dios antes de encarnarse.
Con la Ascensión, Cristo se ha acercado más a nosotros, con la misma cercanía de Dios. Es también una fiesta de esperanza, puesto que con él, todos nosotros hemos subido al Padre en la esperanza y en la promesa.
El misterio de la Ascensión del Señor, nos recuerda que EL CIELO ES NUESTRA META y que la vida terrena es el camino para conseguirla.
La ascensión de Jesús nos da la garantía de que todo está ya completo y un día nosotros también reinaremos con Él en Su reino.